Si bien el nombre que elegimos puede ser un tanto taquillero la intención de esta actividad es tomar un tema por demás polémico como es el asunto de la convivencia ciudadana desde un conjunto de perspectivas que contienen fuertes significaciones.
Día a día asistimos a una variedad de noticias que remiten a la violencia social en la que vivimos y a sus consecuencias, pero como sociedad somos esquivos a la hora de analizar las causas globales y particulares de las mismas.
Violencia de género, violencia contra la propiedad, violencia contra los niños y las niñas, son buena parte de los espacios de sensibilidad donde se inscriben los hechos narrados y sobrenarrados, aunque siempre parcial y sesgadamente, en sendas y crecientes crónicas que llegan por las noches o las mañanas a los hogares a hacernos sentirnos afortunados de que por ahora no nos tocó a nosotros/as, aunque quizá nos toque mañana.
El concepto de seguridad por lo tanto abandona toda referencia a la una seguridad humana vital, amplia, que nos haga sentir protegidos de los riesgos naturales y sociales en los que vivimos, para centrarse sobre aspectos referidos a la vida y la propiedad la cual muchas veces se fusiona en una sola cosa al margen de las relaciones sociales, de los contextos y de las circunstancias.
Si preguntáramos en forma espontánea a las vecinas y los vecinos de un barrio en qué consiste el problema de la seguridad difícilmente obtengamos como primera respuesta que existen riesgos no cubiertos de quedarse sin trabajo, de no ser adecuadamente atendidos en un sistema de salud, de sufrir un accidente de tránsito, de no tener como resolver el cuidado de las personas dependientes, de no tener tiempo para disfrutar mínimamente de la vida … y más.
La naturalización de la inseguridad como el resultado de la violencia contra la vida y la propiedad ejercida en actividades criminales ha desplazado todo análisis sobre la seguridad que necesitan las personas para desarrollar una vida deseada en medio de las contingencias de la ciudad del siglo XXI.
Existen muchas sospechas sobre la relación profunda y no fácilmente descriptible entre la profunda inseguridad e incerteza en la construcción de un proyecto de vida viable y el desarrollo de conductas antisociales. El perfil de la población carcelaria confirma esta hipótesis.
El trabajo social en barrios donde la población presenta altos niveles de carencia presenta retos diferentes a los del resto, las trayectorias de los niños y las niñas, de los y las adolescentes, y de personas adultas, muchas veces demasiado jóvenes y desprotegidos para enfrentar con éxitos los riesgos que la propia sociedad produce, demandan modelos de intervención estatal para la protección social radicalmente distintos a los que funcionan en otros sectores socio – territoriales
Las instituciones no quieren adecuarse todo lo necesario para que se produzca una mejor condición de protección, o no tienen cómo hacerlo por razones de capacidades y recursos, las clases medias se quejan de los riesgos de desintegración social, de la amenaza de la violencia, y reclaman soluciones instantáneas o de corto plazo, pero sin costos que compitan con sus deseos de consumo.
Se reclama más y más acción policial para evitar la inseguridad, pero no se nombra el problema social de fondo sobre la seguridad humana o se remite a un contexto teórico donde hay un lugar común, con riesgo de vaciamiento de contenidos que remite a la idea de que hay que atacar las causas del problema, el cual se desliza hacia las personas pobres y no así hacia la condición social que produce la pobreza.
En atención a esta situación la acción policial ha aumentado en forma sistemática, ha mejorado su capacidad técnica e innovado en materia de procedimientos y perfiles profesionales y ha crecido en recursos en forma sustantiva, sin embargo, ello no ha reducido el problema en términos estadísticos ni en términos de opinión.
Frente a esta situación invitamos a un intercambio con actores involucrados profundamente en las temáticas de referencia para instalar un espacio de reflexión que alimente la discusión política en la búsqueda de algunas respuestas y de nuevas preguntas.